El festín del final
En cajita feliz
La reunión entre los cerdos y los seres humanos al final de Rebelión en la granja alude a la Conferencia de Teherán de 1943 y al principio de la Guerra Fría.
En comilona con sobremesa
Al final de la novela, los animales espían por una ventana de la casa y ven a los cerdos explicarles a los humanos que debe haber habido un malentendido. Verán, nunca quisieron incitar una rebelión; lo único que querían era "vivir en paz y mantener relaciones normales" (10.27).
O sea que la rebelión se ha acabado. "Relaciones normales" significa capitalismo (al menos capitalismo para con el resto del mundo). Detrás de la reunión en la casa está la Conferencia de Teherán, llevada a cabo en 1943 entre los líderes de las Fuerzas Aliadas de la Segunda Guerra Mundial Franklin Roosevelt (Estados Unidos), Winston Churchill (Reino Unido) y… ¡tarán tarááán! El mismísmo Don Stalin (Unión Soviética).
A estas alturas de la guerra, al ejército de Stalin le iba bastante bien, por lo cual los otros líderes querían que los ayudara. A cambio de ello le prometieron apoyar a su gobierno y también darle la mayor parte de Polonia oriental. Churchill y Roosevelt pensaban que lo que exigía Stalin era un precio muy barato por ganar la guerra. Pero muchos otros de los que vivían en el Occidente (entre ellos Orwell) consideraban que sus países se estaban vendiendo y peor aún, haciendo un pacto con el diablo al negociar con un dictador.
Por eso, no resulta sorprendente que la novela termine como termina: "Los animales asombrados, pasaron su mirada del cerdo al hombre, y del hombre al cerdo; y, nuevamente, del cerdo al hombre; pero ya era imposible distinguir quién era uno y quién era otro" (10.32).
También es por eso que sabemos que Rebelión en la granja es más que una mera alegoría anticomunista. Es una alegoría anti todo. Los cerdos y los hombres son exactamente lo mismo y se engañan entre ellos: "tanto Napoleón como el señor Pilkington habían descubierto simultáneamente un as de espadas cada uno" (10.32).
El momento en el que el sacan el as de espadas alude al comienzo de la Guerra Mundial, un conflicto entre la Unión Soviética y Estados Unidos en el que mayormente no hubo acción militar y que duró una década. Las relaciones durante esta época eran tan tensas que los niños de ambos países hacían simulacros de bombardeos nucleares en la escuela. (Pregúntenles a sus abuelos).
En 1941, los líderes de los países aliados aceptaron negociar con Stalin. Tal vez hasta pensaban que no era tan malo. Pero Orwell no: Orwell vio las cartas sobre la mesa.