La batalla del establo de las vacas
En cajita feliz
La batalla del establo de las vacas es la doble de la guerra civil rusa.
En comilona con sobremesa
La guerra civil no se dio entre el pueblo y el zar, pues el zar ya estaba muerto. Se dio entre el ejército rojo de los bolcheviques y un grupete heterogéneo integrado por terratenientes, ciudadanos de clase media, gente que estaba a favor de la monarquía y ex generales del ejército (ya sabrán a lo que nos referimos: los típicos plomos). Toda esta gente tenía dos cosas en común: aborrecía a los bolcheviques y se hacían llamar ejército blanco.
Hecho clave: en 1917, el mundo se hallaba en medio de un pequeño conflicto que se dio en llamar Primera Guerra Mundial (o la Gran Guerra, término acuñado en el mismo año). Para 1918, los ataques alemanes llegaban a Rusia, así que los bolcheviques firmaron un tratado para poner fin a la guerra. Trotsky (en la obra, Snowball) no quería, pero los bolcheviques no tenían escapatoria: su país estaba en llamas y el ejército blanco tomó el tratado como un signo de debilidad.
Y el ejército no estaba solo: contaba con la ayuda de otros países, como Estados Unidos y Gran Bretaña, que estaban preocupadísimos por lo que llamaban efecto dominó: la idea de que el comunismo se expandiera de Rusia a otros lados, haciendo caer en serie a los países capitalistas como si fueran piezas de dominó. Estos países occidentales enviaron refuerzos, al igual que el señor Pilkington y el señor Frederick ayudan a Jones a recuperar la granja.
Pero perdieron. Al final, los animales ganan la batalla del establo, los bolcheviques (eh, los cerdos) toman el poder y se establece la Granja Animal. Lo sentimos, Don Jones. Se va usted para Ekaterimburgo.