La batalla del molino
En cajita feliz
La batalla del molino representa la Segunda Guerra Mundial.
En comilona con sobremesa
Rusia habrá estado del lado de los que ganaron la Segunda Guerra Mundial, pero también perdió muchísimos ciudadanos: murieron unos 11 millones de soldados en la guerra, y es posible que las víctimas civiles hayan sido aún más. El país tocó fondo en diciembre de 1942, cuando el ejército alemán se plantó a unos 30 kilómetros de Moscú. Los soviéticos lograron hacerlo retroceder y proteger de un ataque la siguiente meta de Hitler, los yacimientos petrolíferos del sur, pero les costó muchísimas muertes y destrucción.
Si bien lo peor de lo peor se dio justo cuando Orwell estaba terminando de escribir Rebelión en la granja, los soviéticos participaron de la ofensiva desde abril de 1943 hasta el final de la guerra dos años después.
Así es que la obra tiene su propia mini versión de la Segunda Guerra Mundial: la batalla del molino. Empieza cuando los hombres de Frederick avanzan, toman una pradera y hacen explotar el molino. A medida que el enemigo avanza hacia la granja, "hasta Napoleón estaba sin saber qué hacer" (8.16). Pilkington le manda a Napoleón un mensaje que dice "Se lo tiene merecido" (8.16).
Tras una violentísima lucha, en la que Boxer le llega a romper la cabeza a patadas a unos hombres, los animales ganan, pero quedan "maltrechos y sangrantes" (8.23).
Enseguida Squealer se pone a proclamar la orgullosa victoria de Napoleón en la guerra… Pero ya ni el viejo tontón de Boxer se la cree. Cuando Squealer señala que han recuperado la granja, lo único que le responde Boxer es "Entonces, ¿hemos recuperado nuevamente lo que teníamos antes?" (8.31).
En conclusión, por más bueno que sea tu ministro de propaganda, cuesta vender una guerra en que se pierden millones de vidas.