Tom Sawyer
Tom Sawyer es el buen amigo de Huck, que conocemos de un libro anterior de Mark Twain, Las Aventuras de Tom Sawyer. Huck lo llama “el niño educado” porque ha leído, es imaginativo e incurablemente travieso. Desde el comienzo de la historia, desde que Huck y Tom juegan juntos, Huck expresa el deseo de parecerse a Tom. Aunque no está presente la mayor parte de la novela, Huck se refiere a Tom frecuentemente, deseando tener una buena historia que contar, tan buena como la de Tom, o que se le ocurra un plan aún mejor.
Por eso, a pesar de su ausencia, Tom es un personaje importante. Uno de los problemas más grandes, se hace evidente cuando Tom vuelve a escena ya hacia el final de la novela. Supuestamente, él es “el niño educado” con buenos principios y una conciencia sólida, pero permite que Jim sufra como prisionero sin decir que es un hombre libre. Sí, al final “lo compensa”, pero el hecho de que use a Jim como juguete refuerza la idea de que Jim es una propiedad y de alguna forma, que no es humano. Fíjate también que Huck se horroriza con él, por querer robar un esclavo, un acto que obviamente Huck considera despreciable. Al parecer, algunas de las lecciones no son aprendidas a lo largo de la novela.
En todo caso, debemos recordar que Tom, como Huck, es un niño y como tal es propenso a las bromas pesadas, las fantasías y los juegos. De hecho, si la religión de la viuda es la iglesia, y la de Jim es la superstición, la “religión” de Tom es su literatura. Constantemente intenta emular a los libros, tramando sus planes de acuerdo a las historias que lee. Pero para Huck, él representa otro sistema de reglas, otra instancia de cómo las cosas deberían ser. Esto, quizá, satiriza los otros sistemas de leyes, como la religión, la superstición y hasta las leyes del país (como la esclavitud).
La idea es que cuando la gente está concentrada en obedecer las leyes sin cuestionarlas, acatando sumisamente sus resultados, a menudo esta gente se pierde. El mismo Tom no ve bien las cosas al final de la novela: no ve el hecho de que Jim sea una persona separada de su familia y que sea forzado a vivir en un prototipo de prisión para servir de entretenimiento. Y no las ve bien porque está demasiado educado en su sistema de reglas basado en los libros que ha leído, igual que los demás personajes de la novela están atrapados es sus respectivos sistemas. Silas Phelps, por ejemplo, está tan educada en obedecer las reglas acerca de la esclavitud (es decir, en hacer que Jim regrese con sus “dueños de ley”) que también olvida que Jim es una persona y no una propiedad.