Nívea, Severo, Rosa, Nana, Barrabás
Los miembros de la familia del Valle viven la vida con alegría. A pesar de la tristeza que sienten al perder a Rosa de forma accidental, Clara pasa muchos años felices en compañía de sus padres, hermanos, Nana y, por supuesto, su fiel sombra, un perro llamado Barrabás.
Los del Valle no son personajes muy profundos, y su importancia en la trama radica en lo que sugieren en cuanto a los mecanismos hereditarios entre generaciones. Nívea, la madre de Clara, confiere a su hija un nombre luminoso, principios feministas y una tradición de estrechas relaciones entre madre e hija basadas en la narración de historias y obras de caridad. En Rosa observamos el origen de la fascinación que sienten las mujeres de las familias Trueba y del Valle por los animales imaginarios, la capacidad de abstracción que también poseen Clara y Blanca, y el hermoso cabello de color verde que hereda Alba.
Algunos expertos consideran que la muerte de Rosa es el primer ejemplo en la novela de una mujer que cae víctima de la violencia debido a su relación con los hombres. Se podría añadir que tanto su muerte como la de Nívea, aunque accidentales, son atribuibles a Severo.
El ejemplo de Nana nos recuerda dos de los temas de la novela: mujeres y clase. Nana, una mujer de clase baja sin hijos propios, trabaja para los del Valle y es, en cierto modo, parte de la familia. Sin embargo, el aspecto más trágico de su muerte es que ninguno de los del Valle o de los Trueba asiste a su funeral. Clara es el único personaje que llora por ella.
El dulce Barrabás, que está tan unido a Clara, también sirve de heraldo de malas noticias. Su cautiverio hace pensar en el tiempo que Alba pasó en la "perrera" al final de la novela, y su sangrienta muerte durante la fiesta de compromiso de Clara se interpreta como un presagio de violencia en el futuro.