Resumen de La casa de los espíritus
Cómo se desenvuelve la historia
La casa de los espíritus es una saga familiar que abarca cuatro generaciones, pero se centra principalmente en la vida de dos mujeres del clan, Clara del Valle y Alba de Satigny y en la conexión existente entre ambas. Los acontecimientos no aparecen narrados de forma cronológica, lo que puede llegar a dificultar la comprensión de la trama, pero vale la pena darle una oportunidad.
La novela empieza narrando el momento en el que Clara, todavía una niña, relata en su primer cuaderno la llegada de una nueva mascota, un enorme perro al que llama Barrabás. Clara seguirá plasmando su vida en cuadernos durante el resto de su vida, y es gracias a ella que el narrador consigue reconstruir la historia familiar 50 años más tarde.
Conocemos a la familia del Valle cuando Severo y Nívea están sentados en una iglesia sofocante con sus once hijos, escuchando el sermón apocalíptico de un sacerdote demasiado extremista. Cuando la pequeña Clara maldice en público mientras todos guardan silencio, todos creen a partir de entonces que está poseída por el demonio. Esto preocupa a sus padres, por más motivos de los que se cree. Resulta que Clara tiene dones un tanto especiales: puede predecir el futuro, interpretar sueños y mover muebles mediante telequinesis.
Es alrededor de esta época cuando el tío de Clara muere. El tío Marcos tiene un lugar especial en el corazón de Clara. Es un aventurero que le cuenta historias sobre sus viajes alrededor del mundo, y que lega a la familia un baúl lleno de libros mágicos. De modo que cuando llega a la casa de los del Valle en un ataúd, Clara estaría muy disgustada si no fuera por el sarnoso y famélico cachorro que aparece en el equipaje del tío. Esa es la entrada triunfal de Barrabás, el monstruo adorable.
Esteban Trueba es un empresario joven y ambicioso que está prometido con la hija mayor de los del Valle, Rosa la Bella. Trabaja a destajo en una mina del norte, en espera de hacer fortuna para poder regresar a la capital y casarse con Rosa. Desafortunadamente, antes de hacerse rico, Rosa muere envenenada al tomar un trago de brandy que debía matar a su padre, un político liberal. Todos están deshechos de dolor, sobre todo Esteban. Clara no vuelve a hablar durante los siguientes nueve años, ya que tras predecir el destino de Rosa, teme ser la causante de su muerte.
Los únicos familiares de Esteban Trueba son su pesimista hermana Férula y su decrépita madre doña Ester. Esteban y Férula vivieron una infancia sumida en la pobreza y no se llevan extremadamente bien. Tras la muerte de Rosa, Esteban anuncia que no regresará a la mina y que va a encargarse de la propiedad que la familia tiene en el campo. La hacienda, llamada Las Tres Marías, está en muy mal estado. Esteban obliga a sus arrendatarios a que lo ayuden a poner todo en orden. Poco después, la prosperidad llega a Las Tres Marías, pero los inquilinos tienen miedo del puño de hierro de Esteban, su mal carácter y su voraz apetito sexual, lo que lo lleva a violar a muchas de las campesinas de la propiedad. Muchas de ellas se quedan embarazadas, incluida una mujer llamada Pancha García, pero él no reconoce a ninguno de estos niños como hijos suyos.
Esteban se reúne con terratenientes locales para planear la victoria del partido conservador en las próximas elecciones, y comienza así su turbia carrera política (en la que entran en juego la compra de votos, sobornos a campesinos y todo tipo de amenazas). Cuando no está agrediendo a muchachas adolescentes, dando órdenes a la gente, cazando animales o socavando las bases del proceso democrático, Esteban pasa el tiempo en un prostíbulo local en el que conoce a una ambiciosa y joven prostituta llamada Tránsito Soto. Él le presta 50 pesos para ayudarla a buscar fortuna en la gran ciudad y ella le promete devolverle el dinero algún día.
A Clara, su mutismo y poderes psíquicos le impiden entablar relaciones con otras personas, y acaba convirtiéndose en una encantadora, pero extraña joven. A la edad de 19 años, Esteban Trueba regresa a la capital porque su madre está muy enferma. Él le promete que se casará y tendrá hijos antes de que muera. Esteban vuelve a la casa de los del Valle una vez más para ver si tienen alguna hija con la que poder unirse en matrimonio. Es entonces cuando conoce a Clara y deciden casarse. Parecen llevarse bien, pero ocurre algo que no presagia nada bueno, Barrabás, el perro, se desploma en el suelo con un cuchillo en el lomo durante la fiesta de compromiso. El animal muere en el regazo de Clara y la sangre tiñe el vestido de rojo.
Clara entabla una buena amistad con la hermana de Esteban, Férula, y la invita a mudarse con ellos a su nuevo hogar, una mansión de estilo colonial que Esteban diseña para que parezca lo más europea posible. Clara se queda embarazada y da a luz a una niña llamada Blanca. La familia al completo se traslada a Las Tres Marías un verano, y Clara trata de arengar a las campesinas con sus principios feministas, hasta que vuelve a quedar embarazada y tiene que regresar a la ciudad. Una vez allá, anuncia que espera gemelos y que les pondrá de nombre Jaime y Nicolás. Al enterarse, Esteban monta en cólera porque Clara no quiere que ninguno de los niños lleve su nombre. Tras el incidente, Esteban visita un prostíbulo de la ciudad llamado Cristóbal Colón, y para su sorpresa, se encuentra con Tránsito Soto.
Los padres de Clara mueren en un accidente automovilístico, en el cual la madre queda decapitada. Todavía embarazada, Clara pide a Férula que la acompañe a buscar la cabeza, y regresan justo a tiempo para que Clara dé a luz a los gemelos. Tras el nacimiento, Nana, la niñera de la familia del Valle, se muda a la casa de Clara.
Esta empieza a organizar sesiones de espiritismo semanales, a las que acuden todo tipo de excéntricos espiritualistas, como las tres hermanas Mora, que se convierten en grandes amigas de Clara.
Tanto Esteban como Férula están obsesionados con Clara y empiezan a pelear por su cariño. Con el tiempo, Esteban descubre a Férula durmiendo con Clara y la echa de la casa. Férula le lanza una maldición y desaparece.
Blanca, la primogénita de Esteban y Clara, establece una estrecha relación con un trabajador de la hacienda de su padre llamado Pedro Tercero García. De carácter explosivo, compone canciones de tinte revolucionario con su guitarra, y no tiene miedo de enfrentarse al patrón (Esteban). Él y Blanca se enamoran, pero deciden mantener su amorío en secreto.
La familia se entera de la muerte de Férula porque su espíritu se les aparece una noche durante la cena. Clara y Esteban encuentran su cuerpo en el ruinoso departamento en el que vivía.
De regreso en el campo, Blanca y Pedro Tercero pierden la virginidad de forma apasionada junto al río. Blanca empieza a salir por su ventana todas las noches para poder continuar con sus románticas escapadas. Casi los descubren en una ocasión, cuando se produce un enorme terremoto y Clara se da cuenta de que Blanca no está en su cuarto, pero la casa se derrumba sobre Esteban Trueba y le rompe todos los huesos del cuerpo, de modo que Blanca tiene suerte y consigue librarse. El viejo Pedro García, abuelo de Pedro Tercero, recoloca los huesos de Esteban y este sobrevive. Desafortunadamente, el terremoto se cobra la vida de Nana, quien muere de miedo.
Esteban da orden de que la casa de la plantación se reconstruya en base al diseño anterior. Blanca finge estar enferma durante su estancia en el internado para así poder regresar a Las Tres Marías y estar con su amado. Sin embargo, Esteban Trueba corre a Pedro Tercero a causa de sus sermones socialistas, y le exige que desaparezca de su vista si no quiere acabar muerto. Este hecho convierte al joven en un héroe entre los trabajadores. Pedro Tercero entra en la propiedad a hurtadillas periódicamente para ver a Blanca, siempre disfrazado.
Esteban y Clara comienzan a tener problemas maritales. Él la trata como un auténtico energúmeno y ella se niega a seguir manteniendo relaciones sexuales con él. Esteban empieza a pensar que su cuerpo está encogiendo por culpa de la maldición de Férula.
Entretanto, Las Tres Marías acoge a un nuevo huésped, un conde llamado Jean de Satigny, quien encandila a todos con su actitud cosmopolita y busca casarse con una rica heredera sudamericana. Como es de esperar, Blanca lo rechaza, ya que su corazón pertenece a otro. A partir de ese momento, el conde empieza a espiar a Blanca y la sigue durante una de sus salidas nocturnas al río. Cuando la encuentra durmiendo desnuda con Pedro Tercero, decide informar de inmediato a Esteban Trueba, que localiza a Blanca y la castiga con un fuete. Esteban y Clara discuten acaloradamente sobre lo ocurrido, y ella acaba perdiendo varios dientes a causa de un golpe propinado por Esteban. A pesar de deshacerse en disculpas, Clara no vuelve a dirigirle la palabra a su esposo nunca más.
Esteban se siente triste y solo, y culpa a Pedro Tercero de su desdicha. Ofrece una recompensa por información sobre el paradero del joven, y Esteban García, el maquiavélico nieto ilegítimo de Estaban Trueba, aparece un día para delatar a Pedro. Cuando Esteban da con él, intenta matarlo, pero solo consigue cortarle tres dedos antes de escapar. A continuación se describe una escena un tanto repugnante, en la que Esteban García recoge los dedos cercenados y se los entrega al patrón. Este se niega a darle una recompensa al niño, lo cual no parece gustarle nada, y algo nos dice que es preferible tenerlo de amigo que de enemigo.
Clara, Blanca y los gemelos regresan a la gran casa de la ciudad, y Jaime, doctor de profesión, comunica a la familia que Blanca está embarazada. Como es de esperar, Esteban Trueba no está nada contento con la idea y obliga a Blanca a desposarse con el conde (aunque está claro que él no es el padre). Los recién casados se mudan al norte para que Blanca pueda tener al bebé sin causar un escándalo.
La novia de Nicolás, Amanda, se queda encinta y él convence a su hermano Jaime para que le practique un aborto. Esta situación resulta extraña para Jaime porque él también está enamorado de Amanda.
Blanca acaba descubriendo las pervertidas conductas sexuales de su esposo, se asusta, abandona al conde y regresa al hogar familiar, donde da a luz a una hija, Alba. El hermano menor de Amanda, Miguel, observa el nacimiento desde el interior de un armario.
Alba crece feliz, en medio de la mezcolanza de extraños familiares, y se lleva bien con todos ellos, incluso con su malhumorado abuelo, que la quiere más que a sus propios hijos. Blanca y Pedro Tercero vuelven a encontrarse y retoman su relación desde donde la dejaron. Alba conoce a Pedro, pero Blanca nunca le revela que él es su verdadero padre.
Esteban García se presenta un día en la ciudad para pedirle al patrón una carta de recomendación para la academia de policía. El maquiavélico niño es ahora un maquiavélico adulto que casi viola y estrangula a Alba cuando esta tiene seis años, en la biblioteca de su abuelo. Esteban Trueba no está al tanto de que Esteban García es su nieto, ni de que el joven ha estado acumulando resentimiento todo este tiempo hacia él por no reconocerlo.
Clara fallece y la gran casa de la esquina pierde su chispa. Los huéspedes dejan de venir y los fantasmas no rondan la casa como solían hacerlo.
Tanto Jaime como Nicolás sacan de quicio a su rígido padre, que en este momento ya es senador. El senador Trueba acaba enviando a Nicolás a Norteamérica y le pide que no vuelva nunca más.
Esteban Trueba se construye un enorme mausoleo en el que poder descansar eternamente entre su primera prometida, Rosa, y su querida esposa, Clara. Cuando la familia del Valle se niega a entregarle el cuerpo de Rosa, él y Jaime entran en el cementerio y lo roban. Esteban echa de menos a Clara, y para aliviar sus penas va un día al Cristóbal Colón y vuelve a encontrarse con Tránsito Soto, quien organizó una cooperativa y se hizo con el control del negocio. Esteban se siente atraído por ella, pero esta no lo ayuda a superar el dolor que siente tras perder a Clara.
Alba se enamora perdidamente de un muchacho revolucionario que conoce en la universidad. Ella no le dice que su abuelo es un senador del partido conservador, y no tardan en pasear agarrados de la mano y dedicarse miradas de amor. En una ocasión acompaña a este muchacho, llamado Miguel (hmm… ¿de dónde viene ese nombre?), a una sentada estudiantil en la que se acaban enfrentando a la policía, de la que forma parte Esteban García. Alba cae enferma y este la lleva a casa. Mientras se recupera, Alba recuerda la vez en la que tenía 14 años y Esteban le dio un beso a la fuerza. Desde ese momento no deja de tener pesadillas en las que Esteban García en un viscoso monstruo verde que intenta estrangularla.
Alba y Miguel construyen su nido de amor en la gran casa de la esquina, y Miguel tiene un déjà vu, ya había estado en ese lugar. Exacto, es el niño que vio nacer a Alba. Qué casualidad. ¿Será el destino?
Todo el mundo habla de las próximas elecciones presidenciales y de la oportunidad que tienen los socialistas de salir victoriosos. Jaime es amigo del candidato socialista, y sospecha que esta vez ganarán. Esteban Trueba trabaja sin descanso para evitar que eso ocurra.
La hermana de Miguel enferma y le pide ayuda a Jaime. Este se lleva una gran sorpresa cuando descubre de quién se trata, Amanda, la muchacha con la que estaba obsesionado cuando esta salía con Nicolás. Jaime la ayuda durante su tratamiento contra la adicción a las drogas.
Los socialistas ganan las elecciones y la mayor parte de la familia celebra la victoria, a excepción del senador Trueba. Este se empieza a reunir con otros políticos de la derecha y con expertos extranjeros para tramar un complot y desestabilizar el nuevo gobierno. Sembraron el caos en la economía en un intento de poner a la opinión pública en contra de los socialistas, pero finalmente acaba pidiendo un golpe militar.
Pedro Tercero comienza a trabajar para el nuevo gobierno. Él y Blanca se pelean porque ella se niega a casarse con él, y se separan temporalmente.
En esa época es difícil hacerse con alimentos, por lo que Blanca empieza a almacenarlos en la casa. Alba los roba para dárselos a Miguel y repartirlos entre los pobres.
Por su parte, Esteban Trueba compra una gran cantidad de armas y las guarda en cajas en un cuarto cerrado. Alba y su tío Jaime roban las armas y las entierran en un lugar secreto para que no puedan ser usadas contra los socialistas.
Jaime empieza a salir con Amanda, a pesar de no sentir por ella lo mismo que antes; de hecho, ahora parece estar enamorado de su sobrina. Ejem. ¿Por qué solo se fija en las mujeres que no puede tener?
El gobierno se apodera de Las Tres Marías y se la entrega a los inquilinos, quienes la convierten en una cooperativa. Esteban Trueba monta en cólera y sale de la hacienda ametralladora en mano. Sin embargo, en lugar de empezar a disparar, recibe un golpe en la cabeza y los campesinos lo toman de rehén. Blanca sabe que estos consideran a Pedro Tercero un héroe, y recurre a él para que la ayude a rescatar a su padre. Hacen las paces y retoman su relación.
Luisa Mora, una de las hermanas videntes, visita la gran casa de la esquina y advierte a Esteban de que está a punto de ocurrir una catástrofe. También le comunica a Alba que la muerte la acecha y que debe huir del país. Ninguno le hace caso.
Jaime recibe una llamada de la secretaria del Presidente. Esta le pide que acuda a Palacio. Resulta que los militares se están sublevando y el Presidente necesita a sus doctores con él. Tras un enfrentamiento que dura unas cuantas horas, el ejército bombardea el palacio y hace prisioneros a los supervivientes. Llevan a Jaime preso, lo torturan y finalmente lo matan. El Presidente tampoco sobrevive al golpe militar.
Por un lado, el padre de Jaime celebra la caída del gobierno socialista, mientras que por el otro, a Alba le preocupan sus familiares y amigos, sobre todo Miguel, quien la llama y le pide que destruya todas las pruebas que puedan vincularlos.
Unos días después, Esteban Trueba, un tanto molesto, decide ir hasta el Ministerio de Defensa para averiguar por qué todavía no lo llamaron para formar parte del nuevo gobierno. La cosa no va muy bien, un oficial le falta al respeto y se queda con su auto.
Un soldado de la prisión en la que encerraron a Jaime visita la gran casa de la esquina, y comunica a Blanca y Esteban Trueba que Jaime está muerto. Esteban se niega a creerlo durante unos cuantos meses, hasta que la aparición del fantasma de Jaime lo obliga a admitir la verdad.
Alba usa el viejo auto de Jaime para llevar a las víctimas de la persecución militar a las embajadas extranjeras, para que desde ahí puedan solicitar asilo político. Esteban recupera su propiedad y castiga a los campesinos que se la arrebataron. Reduce sus casas a cenizas y los echa de sus tierras.
El Poeta muere, y unos cuantos admiradores de su obra están dispuestos a arriesgar sus vidas para asistir a su funeral.
Esteban Trueba finalmente admite ante Blanca y Alba que cometió un error. El gobierno al que ayudó a hacerse con el poder es mucho peor que el que intentó derrocar.
Blanca confiesa a su padre que Pedro Tercero lleva un tiempo escondido en la casa, y le pide ayuda para que le concedan asilo político. Esteban lo lleva a hurtadillas a la residencia del nuncio apostólico, y tanto él como Blanca logran huir del país.
Alba muestra a Miguel el lugar en el que ella y Jaime enterraron el alijo secreto de armas de Esteban, para poder usarlas en sus actividades revolucionarias. Miguel advierte a Alba del riesgo que entraña ser la novia de un guerrillero, pero ella está demasiado enamorada como para alejarse de él.
Finalmente, la policía entra en la gran casa de la esquina y arrestan a Alba en mitad de la noche. Ponen la casa patas arriba y hacen una fogata con los libros de la biblioteca familiar. Después envían a Alba a una prisión secreta. Su abuelo promete encontrarla y traerla a la casa.
Cuando llega a la cárcel tiene los ojos vendados, pero reconoce la voz del hombre al mando, no es otro que Esteban García, ahora convertido en coronel. En sus garras, Alba es violada y torturada en repetidas ocasiones. Es entonces cuando comprende que su objetivo es hacerla pagar por ser la legítima heredera de la fortuna de Esteban Trueba. La compañera de celda de Alba es Ana Díaz, una mujer con la que había ido a la escuela.
Conforme pasa el tiempo, el coronel García se da cuenta de que le está tomando cariño a Alba y la mete en una celda estrecha y sin ventanas llamada "la perrera", donde la mantiene aislada durante varios días. En ese momento Alba decide terminar con su suplicio y deja de comer, pero el espíritu de su abuela Clara la convence de que intente sobrevivir escribiendo un testimonio con el pensamiento. Esa nueva actividad la protege contra su sufrimiento y le proporciona una razón para vivir.
Por su parte, Esteban Trueba va al Cristóbal Colón en busca de Tránsito Soto. Él sabe que ella tiene conexiones con el régimen militar, y pretende cobrarle el favor que le hizo años atrás al darle los 50 pesos. Se derrumba delante de ella y le ruega que rescate a su nieta. Tránsito accede a prestarle ayuda, y dos días más tarde lo llama para hacerle saber que ya cumplió con lo prometido.
Alba llega a la casa y la alegría los invade a ambos. Ella tiene la mano mutilada, y es probable que el coronel García le cortara los dedos para mandarle un mensaje a su abuelo. Alba relata la historia de su liberación: después de que se le infectara la mano, fue transferida a una clínica secreta en la que conoció a una amable enfermera llamada Rojas, que le dijo que Amanda había muerto. Después la trasladaron a un campo de concentración para mujeres, donde volvió a coincidir con Ana Díaz. Unos días más tarde, la llevaron a un vertedero ubicado en una zona peligrosa de la ciudad, y le ordenaron que esperara ahí hasta la mañana siguiente. Una bondadosa mujer la recogió por la noche y la dejó en la parte buena de la ciudad en la que vivía su abuelo.
Alba y Esteban arreglan la casa y él le propone escribir esta historia. Cada uno narra pasajes protagonizados por la saga familiar. Cuando él termina de redactar su parte, fallece.
Alba supera su deseo de vengarse de Esteban García, y llega a la conclusión de que todo lo ocurrido en el pasado forma parte de un ciclo de violencia activado antes de su nacimiento. Decide terminar con la sed de venganza. Afirma que su misión es la vida y que ese es el motivo por el que escribe. Escribir la ayuda a sentirse conectada con el pasado y a superar los temores del presente. La novela termina con una escena en la que Alba está escribiendo, a la espera de Miguel, y con una niña en su vientre.