Robert Walton
Cuando conocemos a Robert Walton por primera vez, le está escribiendo a su hermana sobre su apasionada curiosidad ("ardent curiosity"), su deseo de conferir un beneficio incalculable a toda la raza humana ("inestimable benefit... on all mankind") (Letter 1.2) y su determinación ("resolved will") de trazar una ruta segura en los mares sin caminos (trac[e] a secure way over the pathless seas") (Letter 3.5).
¿A alguien más le da mala espina este hombre?
Científico loco
Al inicio de la historia, Walton es como un Victor versión "light". En vez de esperar a penetrar los secretos de la naturaleza, quiere llegar al Polo norte; pero en todo lo demás, ambos tienen mucho en común. Walton, al igual que Victor, descuidó ("neglected") su educación (Letter 2.2); al igual que Victor, es muy pegado a su hermana (aunque en este caso no tiene que casarse con ella, cosa que consideramos un avance).
Al mismo tiempo, Walton también es una especie de monstruo. Es solitario: "I desire the company of a man who could sympathize with me, whose eyes would reply to mine … I have no one near me, gentle yet courageous, possessed of a cultivated as well as of a capacious mind, whose tastes are like my own, to approve or amend my plans" (Letter 2.2). (Además es medio esnob, nos parece). También, al igual que el monstruo, se ha educado a sí mismo: "Now I am twenty-eight and am in reality more illiterate than many schoolboys of fifteen" (Letter 2.2).
Ambas cualidades, ser solitario y haberse educado a si mismo, son peligrosas y Walton nos ayuda a comprender por qué. A diferencia del monstruo y de Victor, que nunca se preocupó por peguntarle a algún amigo si le parecía que decía locuras, Walton sabe que necesita contarle sus ideas a otra persona.
Y así, Walton sobrevive a la novela. En serio. Aunque nos preocupó mucho al principio: convenció a un montón de marineros rusos de embarcarse en una misión suicida al Polo Norte. Al final, da media vuelta para volver a casa, aunque vuelve ignorante y decepcionado ("ignorant and disappointed") (24.41).
¿Ves? Ahí es donde se equivoca. Es verdad que no llegó al Polo norte, pero aprendió algo mejor: aprendió cuáles son sus límites. Observa que también es el único que acaba teniendo una conversación larga con el monstruo. Todos podríamos aprender algo de Walton.