La señora Turner
Al ser una mujer de mediana edad, de etnia mixta (blanca y negra), se impone ante Janie gracias al parecido en su ascendencia. La señora Turner adora todo lo que sea blanco y da un giro nuevo a la dicotomía tradicional del color, en la que los negros representan el mal y los blancos el bien. Lleva esta tipología a un nivel estético, asociando todo lo blanco con la belleza y todo lo negro con la fealdad. Al haber crecido entre personas blancas de clase media, considera que su manera de hacer las cosas indica autoridad y es la correcta. De hecho, tiene tan inculcadas estas ideas que adora la blancura. La escala de valor para una persona, según la señora Turner, es cuán blanca aparenta ser. Por lo tanto, adora a Janie casi como a una deidad. La señora Turner se enorgullece y se alegra de haber sufrido bajo el yugo blanco, ya que siente que lo merece como castigo por ser negra.
La señora Turner puede ser leída como una respuesta perversa al racismo desproporcionado. En vez de la respuesta común de juzgar a los blancos por la represión y condescendencia hacia los negros, de alguna manera, participa en este racismo.