Los jardines

A Yago le fascina hacer referencias a jardines y otros tipos de follajes ¿no te parece? El momento más famoso en la obra es cuando Yago dice:

“YAGO
[…] Nuestro cuerpo es un jardín y
nuestra voluntad, la jardinera. Ya sea plantando
ortigas o sembrando lechugas, [o] dejándolo yermo
por desidia o cultivándolo con celo,
el poder y autoridad para cambiarlo está en la voluntad” (1.3.5).

Es una analogía bastante elaborada entre la jardinería y el libre albedrío. Básicamente, Yago nos recuerda que él es, en última instancia, el mejor jardinero, para decirlo de alguna forma, porque tiene un control tremendo sobre él y sus acciones. También nos recuerda que, parte de lo que hace a Yago ser un manipulador brillante, es su habilidad para plantar la semilla de la duda y los celos en la mente de Otelo.