La guerra

Cada personaje principal en la obra empaca sus cosas y se va a Chipre, donde nos han prometido una guerra sangrienta, pero luego, por el clima inclemente, no sucede tal cosa. Nosotros, los inocentes e ignorantes lectores, aceptamos esto con un poco de confusión y seguimos leyendo.

De repente nos olvidamos de todo el rollo con la guerra hasta el crucial monólogo de Otelo en el Acto III, Escena III, en el que describe los componentes del campo de batalla (caballos, tropas, trompetas, banderas, cañones) y cómo todo ha perdido sentido ahora que sabe que Desdémona le ha sido infiel. Estos implementos de guerra, aquí, se convierten en símbolos de la sexualidad de Otelo. Piénsalo ¿qué es más masculino que la colección de objetos de guerra? Desdémona lo ha desinflado; es menos hombre por su traición.

¿Cuál es la conclusión? Al final tenemos nuestra guerra en Chipre; solo que el campo de guerra está en la mente, no en un lugar geográfico. Si todo se vale en el amor y en la guerra, entonces esta batalla sangrienta se lleva a cabo en la psique de Otelo.