Guillermo Corey
Guillermo Corey es un hombre mayor pero fuerte convertido recientemente al cristianismo. Es agradable, pero no muy inteligente. Su peor error en la obra es mencionar que su esposa lee libros extraños. Para Guillermo, todos los libros son extraños, y no puede concebir la idea de que una mujer quiera leer. Debido a este comentario, su mujer es acusada de practicar brujerías.
Guillermo se siente muy mal por esto. Sabe que su esposa es inocente y reconoce que sus acciones provocaron su encarcelación y su muerte inminente. Trata de defender a su esposa yendo a la corte y mostrando evidencia de que, por lo menos en uno de los casos, la acusación se basa en la codicia de Tomás Putnam, que quiere apoderarse de la tierra de sus vecinos. Pero le sale el tiro por la culata y termina condenándose a sí mismo.
Corey muestra su increíble fuerza de carácter al final cuando no confiesa, pero tampoco niega, los cargos de brujería. Al hacer esto, se asegura de que sus hijos puedan heredar legalmente su propiedad. A pesar de que lo torturan de manera brutal colocándole pesadas rocas en el pecho, lo único que dice es: "Más peso" (Acto cuarto).
Más tarde, Miller sacó el "Guillermo Corey" de su interior cuando lo llamaron para testificar ante el Comité de Actividades Antiestadounidenses. A pesar de la terrible presión, se negó a dar nombres de presuntos comunistas.