Muerte

Muerte y la humanidad

Muerte es nuestro guía y el narrador de La ladrona de libros. Resulta interesante ver que en algunos aspectos, parece bastante humano. Por ejemplo, tiene sentimientos reales. Lo vemos sentir tristeza y alegría en la novela. Incluso se deprime. Parece que el pobrecito no ha tenido vacaciones desde que comenzó su trabajo. Incluso podría no haberse tomado nunca un recreo. Y seamos sinceros, su trabajo sí que es deprimente. Para distraerse de su triste e interminable jornada, a menudo observa el color del cielo en el momento de cada muerte.

Al igual que muchos humanos, Muerte intenta darle un sentido a su trabajo. Una de las cosas que hace es recopilar historias de los valientes seres humanos. Liesel le resulta muy interesante por su valentía y su personalidad. Historias como la de Liesel lo ayudan a continuar. Muerte vuelve a contar estas historias, según dice, porque le sirven "para probarme a mí mismo que mi existencia y la de toda la humanidad valen la pena" ("to prove to myself that you, and your human existence, are worth it") (4.33). En otras palabras, busca esperanza entre las historias que recopila, lee y vuelve a contar. Esta búsqueda de significado se parece mucho al comportamiento humano.

Por otra parte, si bien Muerte tiene muchas características humanas, nunca será del todo humana. Al final, Muerte sigue siendo la entidad que viene a separar el alma del cuerpo. Su frase final "Me acechan los humanos" ("I'm haunted by humans") (88.17) demuestra que siempre será distinta de nosotros. Al principio de la novela, nos cuenta que la parte más dolorosa de su trabajo es ver a "los sobrevivientes, "los humanos que quedan", "los que quedan atrás, moribundos en el indescifrable rompecabezas de comprensión, desesperación, y sorpresa" ("[t]he survivors," "the leftover humans," "the ones who are left behind, crumbling among the jigsaw puzzle of realization, despair, and surprise") (1.20, 1.21, 1.22). Se podría argumentar que Muerte está en una posición desafortunada porque tiene emociones humanas a pesar de que nunca podrá ser parte de la humanidad.

Por supuesto, aunque Muerte no es un ser humano real, está ligado a toda la humanidad. Es importante destacar que él no causa la muerte de las personas, sino que es "un resultado " (2.3). Es decir, existe porque las personas mueren, para ayudarlas en su transición hacia la vida eterna. También, cabe mencionar que Muerte no es la típica parca que lleva una "hoz o una guadaña" (45.2). Nos dice que si queremos saber cómo luce, debemos ir a "buscar […] un espejo" (45.2) En otras palabras, todos los humanos mueren; por eso, nos parecemos a Muerte. En cierta manera, todos estamos unidos por Muerte, que, a su vez, es lo que nos une. Es parte de los que nos hace humanos.

Ahora, fíjate lo que dice Markus Zusak sobre su versión humana de la muerte:

I guess there's a little bit of death in me, but it's probably true for eveyone. I think I just applied the thought of how scared I am of death and reversed it. I thought, 'What if he or she or it is haunted by everything he sees humans do?' In that way, he's also like all of us, because we all have the same reactions to each other's behavior. Also, I had more empathy for Death when he was vulnerable like that. (fuente)

Muerte y la vida después de la muerte

Te tenemos otra pregunta: ¿A dónde lleva Muerte las almas? Esto no está especificado, aunque parece que Muerte atraviesa el cielo para llegar a donde quiera que vaya. La novela no desarrolla una concepción de la vida después de la muerte, aunque Muerte parece saber de qué se trata y da algunos indicios. Es un tanto esquiva sobre este asunto, aunque da a entender que sí existe.

Cuando viene por Liesel, la lleva a la Avenida Anzak, que es un lugar real en Australia, ¿pero tal vez Muerte se refiere a una versión del más allá? Esto es confuso y engañoso y se complica más cuando Muerte nos dice que:

"A few cars drove by, each way. Their drivers were Hitlers and Hubermanns, and Maxes, killers, Dillers, and Steiners…" (88.13).

Esos son todos los nombres de los muertos. Lo que resulta sorprendente es que todos, incluso Hitler, parecen estar en el mismo lugar.

Esto significa que quizás Muerte no cree que lo que hagamos en esta vida influya en nuestro destino final. En lo que respecta a Muerte, vivir una vida buena o mala es la propia recompensa o el castigo. Si tienes una firme convicción en lo que respecta a la vida después de la muerte, puede que te altere esta idea de que la muerte actúa como fuerza niveladora.