El doctor Stephen Albert
El doctorcito termina metido en este retorcido complot de espías por un motivo, y solo uno: su nombre. Pero así y todo, como ocurre sucede en todos los cuentos borgeanos, pareciera que esta coincidencia resulta ser una vuelta de la vida. Después de todo, ¿quién diría que el hombre que Yu Tsun buscó al tún tún en una guía telefónica iba a terminar siendo un experto de la cultura china cuyo objeto de estudio es nada más ni nada menos que la oscura obra del bisabuelo de Yu Tsun? (Sí, ¡una locura!). A medida que avanza la historia, se hace más y más difícil creer que esto sea pura casualidad: nos da la sensación de que, por lo menos en este universo, Yu Tsun está destinado a conocer al doctor Albert.
El doctor Stephen Albert personifica la figura del experto: paciente, erudito y solitario. De hecho, su vida se asemeja de una forma casi siniestra a la del mismísimo Ts'ui Pên, lo cual nos da el presentimiento de que terminará sus días igual que su ídolo, asesinado por un extraño. Y eso es exactamente lo que pasa. ¿Casualidad? Nooo… Las casualidades no existen en los cuentos de Borges.
Hay ciertas pistas en el cuento que nos indican que la pasión de Albert por la obra de Ts'ui Pên no es puramente académica: está convencido de que el chino era más que "un mero novelista". Era un filósofo cuya comprensión del universo contenía cierto elemento de verdad. Resulta obvio que Albert lo emula en sus "aficiones metafísicas, místicas" y que cree fervientemente en la filosofía del antiguo experto (14). Tal como señala Yu Tsun, hay algo anciano, inquebrantable y hasta inmortal en el doctor; "algo de sacerdote"(9). El fervor místico de Albert contribuye muchísimo a la expresión de las cualidades realistas mágicas de este cuento. (El realismo mágico es un género en el cual ciertos elementos mágicos o sobrenaturales se presentan en el texto en conjunción con otros comunes y corrientes). Él es quien hace que se acerquen la oscura teoría y el mundo de los personajes, y bajo su dirección el universo empieza a parecerse mucho al que imaginaba Ts'ui Pên.