El pisapapeles, el anciano en el bar de los proles, iglesia de San Clemente

El pisapapeles, el anciano en el bar de los proles, iglesia de San Clemente

Tanto el pisapapeles como la iglesia de San Clemente son SÍMBOLOS con mayúsculas. Estos objetos son vestigios del pasado que, a causa del férreo control del Partido, ya no tienen base alguna en la "realidad". Rodeados como se hallan de propaganda, doctrinas del Partido y "hechos" contradictorios, los habitantes de Oceanía ya no tienen pasado. Sus recuerdos ni siquiera son fiables porque, después de todo, ¿qué pensarías si recuerdas algo con claridad, pero ese algo no aparece ni en los diccionarios ni en los documentos históricos. Incluso tus amigos creen que perdiste la cordura cuando les preguntas. Es por eso que en Oceanía resulta imposible cuestionar la autoridad del Partido. Y no digamos ya todo el tema de las amenazas de tortura.

Afortunadamente, todavía quedan algunos vestigios del pasado, y Winston siente fascinación por el pisapapeles, a pesar de que no sirva para nada. Lo compra en un intento de reconectar con el pasado. Lo mismo ocurre con el anciano del bar, otro intento de conectar con la historia. ¿Y qué hay del cuadro de la iglesia de San Clemente que se encuentra en la alcoba? ¿O el hecho de entonar una canción con Julia? De nuevo, más representaciones del pasado.

Fíjate en el recurso artístico evidente y nada sutil que tiene lugar en un momento determinado: cuando la Policía del Pensamiento llega a la alcoba para llevarse a Winston y a Julia, el pisapapeles de cristal está hecho añicos en el suelo. Es como si las posibilidades de Winston de recuperar el pasado también estuvieran deshechas. Es un símil muy curioso.