El cráneo de Yorick
La melancolía de Hamlet por la muerte y la humanidad se nos viene a la cabeza (un juego de palabras algo grotesco) en la infame escena del cementerio, donde Hamlet levanta el cráneo exhumado de Yorick, un bufón de la corte que Hamlet conocía y apreciaba cuando era niño. El cráneo es un recordatorio físico de lo definitivo de la muerte. Hamlet mira directamente la cara de la muerte, y nos da una observación sobre la melancolía y su idea de la moralidad.
También estamos interesados en la forma en que este momento con el cráneo marca un punto de inflexión para Hamlet. Aquí está, en el cementerio, donde Hamlet piensa acerca de la vulgaridad de la muerte y la vanidad de la vida. No solo recuerda a Yorick, un simple bufón, sino que se pregunta en qué se habrá convertido el cuerpo de Alejandro Magno. A ambos, concluye Hamlet, les ha pasado lo mismo, y han “retornado al polvo” (5.1.30). Parece una nueva y más madura aceptación del destino humano. (Fíjate que Hamlet es contemplativo, pero no suicida cuando dice estas líneas).
En vez de que Hamlet simplemente “madure” en el cementerio, algunos críticos literarios sugieren que Hamlet literalmente se hace más viejo en esta escena. Esto es lo que argumentan: cuando comienza la obra, Hamlet es un estudiante universitario, lo que significa que es bastante joven. En el momento de la escena del cementerio en el acto V, Hamlet pareciera tener 30 años (mucho mayor que los estudiantes universitarios). ¿Cuál es la evidencia, preguntáis? (sí, se nos pegan un poco las formas antiguas); el Primer Payaso dice que ha sido un enterrador desde “el mismo día en que el joven Hamlet nació” (5.1.28) y un par de líneas después, revela que ha sido “sepulturero” en Dinamarca durante “treinta años” (5.2.30). Si quieres decir que Shakespeare simplemente se enredó, pues bien por ti (Shakespeare es conocido por tener uno que otro error). Pero no sería una sorpresa tampoco que Hamlet literalmente se hiciera mayor entre el Acto I y el Acto V. Quizá sea un reflejo de su nueva y más madura concepción de la vida y de la muerte.
Finalmente, también queremos señalar las diferencias entre el cementerio y la corte real (aparte de lo de la tierra y los huesos y todo eso). Recuerda que en el Acto I le dicen a Hamlet que la corte es el lugar donde puede ahogar su dolor para olvidar la muerte de su padre y seguir adelante (1.2.6). El cementerio es un espacio, entonces, donde a Hamlet se le permite recordar a la muerte.
“¡Ay! ¡Pobre Yorick!” dice Hamlet, porque recuerda que Yorick fue “un hombre sumamente gracioso, de la más fecunda imaginación” un hombre que “llevó mil veces [a Hamlet] sobre sus hombros” (5.1.26). Jmmm, qué coincidencia ¿no? Hamlet encuentra el cráneo de un hombre que trabajó para su padre y que Hamlet conocía cuando era un niño. Esto hace que Hamlet recuerde su niñez como un período feliz en donde el viejo Hamlet estaba vivo y todo estaba bien en el mundo. Toda esta felicidad, claro, es interrumpida cuando Hamlet se da cuenta de que Ofelia (que ahora está muerta) la están enterrando muy cerca. Bueno, ahí te dejamos esa.