Campos "pestilentes"
Hay jardines y campos en la imaginería de la obra. La cosa es que los campos en Hamlet no son necesariamente lugares donde uno da saltos silbando para atrapar coloridas mariposas. Hamlet mira al mundo de la siguiente manera:
"¡Cuán fatigado ya de todo, juzgo molestos, insípidos y vanos los placeres del mundo! Nada, nada quiero de él, es un campo inculto y rudo, que solo abunda en frutos groseros y pestilentes."
La palabra "pestilente" se refiere al crecimiento imparable de la vegetación y también implica la podredumbre que a menudo acompaña al follaje exacerbado. El texto original es el siguiente:
'Tis is an unweeded garden,
That grows to seed; things rank and gross in nature
Possess it merely
La palabra "rank" es un adjetivo que significa muy fértil o que ha crecido mucho y hasta ofensivo con respecto al olor, es decir, pestilente).
Resumamos para no perdernos: para Hamlet el mundo es un lugar podrido.
¿Por qué Hamlet ve al mundo de esta forma? Como si no fuera poco, su discurso continúa, y se hace claro que la muerte de su padre y también el apetito sexual de su madre y su boda con Claudius son las causas que le hacen a Hamlet ver al mundo de esa forma. De hecho el término pestilente ("rank") regresa una y otra vez durante la obra para describir la relación incestuosa de Gertrudis. Considera, por ejemplo, la descripción del lecho matrimonial "pestilente" de su madre, que ofrece una visión repulsiva de la sexualidad:
"Y permanecer así entre el pestilente sudor de un lecho incestuoso, envilecida en corrupción, prodigando caricias de amor en aquella sentina impura" (3.4.14).
Claro, esta alusión al mundo como un campo de frutos podridos (pestilentes) también nos recuerda la tentación de Eva, en el bíblico Jardín del Edén, lo que, de acuerdo a la religión Cristiana, causa la perdición del hombre. La alusión al Edén se fortalece más tarde en la obra, cuando el Fantasma revela que el viejo rey Hamlet fue asesinado por su hermano Claudio, mientras dormía en su jardín:
"Esparcióse la voz de que estando en mi jardín dormido me mordió una serpiente. Todos los oídos de Dinamarca fueron groseramente engañados con esta fabulosa invención; pero tú debes saber, mancebo generoso, que la serpiente que mordió a tu padre, hoy ciñe su corona" (1.5.8).
El fantasma sonaba bastante parecido al joven Hamlet. Fíjate la forma en la que el fantasma insiste en que el asesinato "pestilentemente abusa" de todo el reino; como si Claudio hubiera vertido veneno en "toda la oreja" de Dinamarca. Es más, el fantasma insiste que el veneno de Claudio causó una erupción escamosa y "asquerosas costras" para cubrir lo que fue alguna vez su "suave cuerpo" (1.5.8). Esto sugiere, en cambio, que todo el país ha sido infectado por una enfermedad contagiosa.