Abel Magwitch
Magwitch, el ladrón con corazón de oro, nunca tuvo una oportunidad. Su primer recuerdo es robar nabos (lo cual es simplemente triste. No solamente tiene que robar comida en general sino que tiene que robar nabos). Y la situación nunca mejora en realidad. Su hoja de antecedentes penales mide un kilómetro; ha estado dentro y fuera del centro de detención juvenil; y al final se lo llevan a Australia, donde Inglaterra solía enviar a sus convictos. Con razón termina muriendo en la cárcel.
Pero lo que sucede mientras tanto, bueno, eso nos sorprende un poco. Porque hace una fortuna y se la da al pequeño niño que le traía comida años atrás en el pantano.
Hombre por sí solo
Digamos esto de una vez. Magwitch es grosero. Es sucio, descuidado y maleducado. Come de manera voraz, lo cual es muy desagradable, y todo lo que hace es burdo, escandaloso y codicioso (40.46). Le faltan unos dientes e incluso vistiendo la ropa de un granjero próspero parece un prisionero, criminal, fiador (40.107).
Pero —y tengan paciencia con nosotros— tenemos que admirarlo. Aprende a leer y escribir por sí solo, y, a diferencia de otro personaje adinerado del libro, se hace hombre por sí solo. Hace su fortuna gracias a su arduo trabajo y al llevar una vida difícil (y probablemente gracias a un poco de suerte también). Y todo lo que obtiene se lo deja a Pip.
Papá Magwitch
Lo considera a Pip su hijo o todavía más que un hijo (39.67). Al principio de la novela, en el pantano, se nos da a entender que podría ser más que un criminal peligroso cuando le agradece a Pip por traerle comida y frota su andrajosa y áspera manga sobre sus ojos (21).
Pero sea lo que sea, Magwitch no es un caballero —en parte porque todavía piensa que la caballerosidad es algo que se puede comprar. Le dice a Pip que: "Si no soy un caballero ni tengo educación, soy el dueño de uno de ellos. Todos ustedes tienen ganado y tierras. ¿Quién de ustedes es dueño de un caballero de Londres?" (39.78). En otras palabras, Magwitch considera a Pip como su caballero, al igual que Pip considera a Magwitch como su convicto.
Pero aquí está la cosa: si Magwitch nunca le hubiera dicho la verdad acerca de él a Pip, ¿no sería eso más o menos verdad? Pip nunca sabría que su fortuna provino de un criminal y realmente sería un caballero. Es casi como un esquema de lavado de dinero: dándole su riqueza a Pip, Magwitch estaría limpiando su dinero y dejando un legado de caballerosidad.
El sucio secreto es que la mayoría de los supuestos caballeros del siglo diecinueve realmente sí provenían de ancestros que no eran particularmente adinerados. Eso es parte de la larga historia de la palabra gentleman (caballero) que hace referencia a alguien que actúa de cierta manera y no alguien que pertenece a cierta clase. Magwitch está haciendo exactamente lo que cualquier otro hombre trabajador y con capacidad de movilidad social haría: tratar de asegurarse de que su hijo reciba una mejor educación y pertenezca a una mejor clase que la suya.
Puede que sea un criminal ordinario, pero realmente es como un padre para Pip y realmente convierte a Pip en un caballero. De alguna manera, es incluso un mejor padre que Joe. Y es, en realidad, un padre también: una de las grandes sorpresas del libro es que Magwitch es el padre de Estella. ¡Qué increíble!