El padre de Jonás
Querido papá
De todos los escalofriantes papeles que se mencionan en El dador, creemos que el del padre de Jonás es el más nauseabundo. Es Criador, lo que significa que cuida de los bebés, y con "cuidar" nos referimos a que a veces los mata:
Siguió mirando y vio que el recién nacido, que ya no lloraba, movía los brazos y las piernas dando sacudidas. Luego se quedó quieto. La cabeza se le cayó de lado, con los ojos medio abiertos. Luego ya no se movió.
Con una sensación de intensa extrañeza, Jonás reconoció los gestos y la postura y la expresión. Los conocía. Los había visto antes. Pero no recordaba dónde. (19.45–46)
Lo que cuesta tanto entender en cuanto al padre de Jonás es que sea tan afectuoso y atento (recordemos todo lo que pasa para ayudar a Gabriel) pero al mismo tiempo ni se inmute por las muertes innecesarias.
Lo que ocurre es que el padre de Jonás es producto del entorno que lo rodea. Fue entrenado para pensar que la muerte no es gran cosa, del mismo modo que Jonás fue entrenado para entender que, en realidad, es algo de vital importancia. Cuando le dice a su hijo que su labor en el proceso de liberación consiste en hacer que el bebé se sienta cómodo y a gusto, seguramente esta afirmación concuerda con la forma en la que percibe él todo el procedimiento. En su opinión, es probable que la inyección letal te haga sentir a gusto. Al no entender lo que es el dolor y no tener conciencia del valor de una vida humana, matar a un bebé es como ir tachando las tareas de una lista.
De todos modos, es comprensible que Jonás reaccione de la forma en que lo hace. No solo es su padre un asesino, sino que además le miente durante la mayor parte de su vida. La ira que siente Jonás para con su padre la siente también para con toda la comunidad, por su ignorancia y su desdeño por la vida humana.