El ahogado
En todo momento, al ahogado se lo caracteriza con superlativos. Él pesa, "más que todos los muertos conocidos", él es "el hombre más alto, más fuerte, más viril y de mejor contextura física que han visto", "su casa debía de haber tenido las puertas más anchas, el techo más alto y el piso más firme, y el bastidor de su cama debía de haber sido de cuadernas maestras con pernos de hierro, y su mujer debía de haber sido la mujer más feliz" (2, 3, 4). Incluso cuando el contenido de la caracterización cambia, el grado sigue siendo el mismo: "el hombre más desvalido de la tierra, el más manso y el más servicial, el pobre Esteban" (7).
Todo lo que el ahogado es lo es en dimensión mítica, ya sea su tamaño, su corazón, su potencial, sus habilidades, sus debilidades o su tristeza. Lo que vemos es que el ahogado es un mito de proporciones épicas que invade la vida real de este pueblo. Y, de hecho, el ahogado asume un rol aún mayor que el de un personaje mítico o épicamente histórico. Se lo compara con Estevanico, Lautaro o Quetzalcóatl. Te damos más detalles acerca de estos personajes en la sección de "Simbolismo, Imágenes y Alegorías", así que lee esa sección para averiguar más acerca de estos señores.
Uno de los temas principales de "El ahogado más hermoso del mundo" es el hecho de que el ahogado es mítico y extraordinario, mientras que el pueblo es realista y ordinario. Como dijimos en la sección "Género", Márquez utiliza el realismo mágico para explorar el paso de la fantasía a la realidad. En este caso, el ahogado representa la fantasía y la gente del pueblo, la realidad. En los apartados sobre los habitantes del pueblo de la sección "Análisis del personaje", vamos a hablar de lo que sucede en este cuento cuando el mito se encuentra con lo mundano.
Mientras tanto, volvamos al ahogado. Fíjate en esas descripciones que emanan superlativos al referirse al ahogado. En la primera parte de la historia, las mujeres no pueden dejar de hablar de lo increíble que es Esteban, lo maravilloso y único que es. Incluso, "lo compararon en secreto con sus propios hombres, pensando que no serían capaces de hacer en toda una vida lo que aquel era capaz de hacer en una noche" (4). Y después, más o menos en la mitad del texto, se produce un cambio cuando las mujeres de repente se dan cuenta de "cuán infeliz debió de haber sido con aquel cuerpo descomunal," cuando se lo imaginan "pasando de medio lado por las puertas, descalabrándose con los travesaños, permaneciendo de pie durante las visitas" (7). Ahora, de pronto, él ya no es solo apuesto, hermoso y fuerte; también es "desvalido, [...], servicial", honesto (7). Si bien las mujeres antes pensaban que Esteban era completamente diferente de sus maridos, ahora él es "tan parecido a sus hombres que se les abrieron las primeras grietas de lágrimas en el corazón" (7).
Por lo tanto, ¿qué sucedió exactamente para que se produjera este cambio y por qué es tan importante para el cuento? Vuelve a pensar en la idea de mito y realidad. Al principio, las mujeres hicieron que el ahogado sea un personaje de puro mito. Él era intocable, infalible y perfecto. Este es el ahogado que podría existir en un mundo mítico. Excepto que el ahogado no existe en un mundo mítico; existe en el mundo real del pueblo. Y, esencialmente, él no es compatible con ese mundo real; las puertas son demasiado pequeñas, las sillas demasiado débiles, su cuerpo demasiado incómodo para funcionar bien. Al colocar a Esteban en el contexto de la realidad, Márquez nos recuerda que las cosas y las personas que parecen ser de proporciones épicas suelen ser demasiado desproporcionadas para la vida. Simplemente no hay un lugar para ellas.
Y, sin embargo, hasta que la gente del pueblo quita al ahogado de su imaginación mítica y lo coloca en el contexto de la realidad, él no logra cambiarlos profundamente. Como decimos en la sección "¿Qué pasa con el final?", lo que inspira a la gente del pueblo a crear su propia grandeza es la grandeza física del ahogado. Ellos se dan cuenta de que dicha magnificencia puede existir en el mundo real, el ahogado es una prueba de ello. Y, por lo tanto, aspiran ellos mismos a esa grandeza, a pertenecer al mundo mítico de Esteban y, al mismo tiempo, permanecer en la realidad. Asombrosamente, ya comienzan a hacerlo al organizar el funeral de Esteban; los marineros a la distancia creen que las mujeres del pueblo son sirenas, criaturas míticas.