La casa

La casa de la señorita Emily es un símbolo importante en la historia (en general, las viejas casas de familia, son significativas en la literatura gótica). La mayor parte de la historia, tanto nosotros, como los habitantes de aquel pueblo, solo vemos la casa de la señorita Emily desde afuera hacia adentro. Veamos una de las descripciones que nos ofrecen:

La casa era una construcción cuadrada, pesada, que había sido blanca en otro tiempo, decorada con cúpulas, volutas, espirales y balcones en el pesado estilo del siglo XVII; asentada en la calle principal de la ciudad en los tiempos en que se construyó, se había visto invadida más tarde por garajes y fábricas de algodón, que habían llegado incluso a borrar el recuerdo de los ilustres nombres del vecindario. Tan sólo había quedado la casa de la señorita Emily, levantando su permanente y coqueta decadencia sobre los vagones de algodón y bombas de gasolina, ofendiendo la vista, entre las demás cosas que también la ofendían. (1.2)

El hecho de que la casa fuera construida por 1870, nos dice que al padre de la señorita Emily le fue bastante bien después de la Guerra Civil. La descripción del narrador como una “ofensa a la vista, entre las demás cosas que también la ofendían” es un doble y hasta triple juicio. El narrador no parece aprobar la expansión urbana. También especulamos que la casa es un emblema de dinero, probablemente ganado en buena parte a través de las labores de esclavos o de esclavos emancipados. La parte final de este juicio, tiene que ver con el hecho de que se permitió que la casa decayera y se desintegrara.

Para tener una idea de la casa en la que vivía la señorita Emily, veamos la de la artista Theora Hamlett en Mississippi, construida, como la de Emily, por 1870. Ahora imagínatela con el césped muy crecido, quizás una o dos ventanas rotas, la pintura desgastada y escarapelada, y tendrás la imagen de la espeluznante casa donde vivía Emily, por donde los niños de la “nueva generación” probablemente pasaban corriendo sin siquiera mirarla.

La casa, como casi siempre pasa en las historias de terror también es un símbolo de lo contrario a lo que debería ser. Como la mayoría de los humanos, Emily quería una casa donde amar a alguien y donde sentirse libre. Pensó que quizás Homer Barron sería el indicado, pero algo terrible ocurrió, convirtiendo a la casa en una prisión virtual. Emily no tenía ninguna otra parte a donde ir sino a su casa, y ésta, con el cuerpo de Homer Barron en la habitación de arriba, jamás podría ser compartida con nadie. La casa es un símbolo enorme del aislamiento de la señorita Emily.