Vino/ Sangre

No es que Dickens ponga esta metáfora muy sutilmente en las manos del lector, más bien hace que nos atragantemos con ella. Si te perdiste la parte en la que nos advierte que pronto la sangre se derramará por las calles como vino, revisa de nuevo el primer tomo del libro. Te prometemos que lo encontrarás fácilmente.

Usar el vino que se derrama en las calles al principio de la novela como metáfora de la sangre que se derramó en la revolución tiene un propósito práctico: Los Defarges tienen una taberna (donde “venden” vino); los Defarges son el eje de la actividad revolucionaria. Todo encaja a la perfección.

Pero más importante aún es lo siguiente: hacer la comparación entre el vino y la sangre le permite a Dickens darnos una pista de los errores fatales cometidos en los planes revolucionarios: mucho vino hace que la gente se emborrache y a menudo actúe como loca. Un par de copas de más y ya no piensas como deberías.

Igualmente, derramar un poco de sangre hace que la gente enloquezca por demás. Ya no es suficiente matar a aquellos que han perjudicado a los pobres, también es divertido matar a sus esposas, a sus hijos, a sus hijas, y a aquel tipo que a al parecer, hace tiempo hablaba con ellos. ¿Ves cómo las cosas se pueden salir de control? La guillotina pide cada vez más y más vino para saciar su sed infinita. La revolución puede ser una gran idea en teoría, pero según Dickens, se “emborracha” demasiado rápido. La violencia, amigos, no es la solución.