Sybil

Sybil tiene básicamente una escena en toda la novela. Pero vaya si es intensa. Sybil, ebria, quiere ser abusada por un hombre negro y esto, de algún modo se presenta como algo conmovedoramente vulnerable. Solo un virtuoso como Ellison podría lograrlo.

Al igual que el narrador, nuestra emoción dominante al leer la escena es la tristeza. El narrador y Sybil son dos seres humanos juntos en la cama que, de alguna manera, han olvidado su humanidad en la búsqueda de sus propios fines. Para Sybil, el narrador es esencialmente un negro violador domesticado que está allí para satisfacer su fantasía. El narrador, en cambio, se propone utilizar a Sybil como un instrumento en su intento por sabotear la Hermandad.

Temprano en la noche, sin embargo, el narrador se da cuenta de que ella no tiene información y que está interesada en él por fines puramente sexuales. Él asume una postura casi protectora hacia ella, pretendiendo aceptar sus deseos al tiempo que se familiariza con el alcance de su invisibilidad.

También podemos ver a Sybil como un producto de la sociedad. El narrador presume que el gusto de Sybil por la fantasía de la violación es simplemente la atracción al poder:

Me fijé en la rosácea huella de las cintas del sostén y pensé: "¿Quién se venga de quién? ¿Por qué me sorprende su actitud, cuando me consta que esas mujeres no han escuchado otra cosa en su vida? ¿Cómo podía sorprenderme de que Sybil deseara ser violada, cuando la violación había sido elevada a la categoría de gran peligro, de temible ejercicio de fuerza, y nos habían enseñado a adorar cuanto fuese fuerza y poder?" Tras tantas y tantas advertencias de que se protegieran contra sus peligros, no resultaba sorprendente que algunas mujeres desearan la violación. Y entonces los papeles quedaban invertidos: el violador era el violado. Probablemente muchas mujeres ansiaban ser violadas. Quizás a esto se debía el que chillaran de terror en casos en que no había la menor posibilidad de que las violaran. (24.54)

Dentro de ese análisis podemos ver cómo la invisibilidad domina toda la sociedad. En lugar de sentirse atraída por quién es el narrador, Sybil se siente atraída por el mito del violador negro que la sociedad le ha enseñado.