T.J. Eckleburg
La primera vez que vemos los ojos de T.J. Eckleburg, la imagen es entrelazada con la descripción que hace Nick del valle de las cenizas. Las cenizas son, como siempre, "desoladas" y "grotescas". Nick y los demás tienen que pasar por esta tierra "gris" cada vez que viajan entre el Eggs y la ciudad. Nos imaginamos el valle de las cenizas como un gris y enorme lugar para marcar la realidad.
Compara las fiestas lujosas de fruta fresca, música en vivo y champán, con esta tierra de chimeneas y hombres de cenizas… pareciera que no todo el mundo es tan privilegiado como nuestro elenco de personajes.
Pero el valle de las cenizas también puede ser visto como un comentario del Sueño Americano (Sí, el American Dream otra vez). El EEUU de El Gran Gatsby es decadente, estéril y ceniciento (de ceniza, no de los Hermanos Grimm). También es, basado en lo que ocurre en el valle de las cenizas, desprovisto de moralidad y compasión. Myrtle Wilson vive entre los morros de ceniza, y ahí es donde se consuma la infidelidad de Tom. George Wilson vive entre los morros de ceniza, así que podemos ubicar allí a la ira y a la envidia. Allí es, cómo no, donde matan a Myrtle, así que también podemos identificar la muerte con el valle (en caso de que la descripción de Nick no haya sido suficiente para ti)
Lo que nos lleva al os ojos. El anuncio de T.J. Eckleburg es el segundo par de ojos notables que hay en la novela (¿recuerdas los de búho?). Pero estos son un poco diferentes a los del invitado bibliófilo de la fiesta. No es accidental que la primera vez que veas los ojos, tu primera reacción sea: “¿¡QUÉ!?” Nick dice tres oraciones acerca de estos extraños ojos sin cuerpo antes de explicar que son un anuncio. Te da tiempo para que te imagines algo raro, para que te cuestiones acerca de lo que lees, quizás para que te formes otras nociones de lo que podrían ser los ojos. Obviamente, para nosotros, los lectores, los ojos son más que sólo un anuncio.
Ahora que ya hemos establecido esto, seguimos buscando más información. Nick vuelve a hablar de ojos cuando el cuarteto se dirige a la ciudad en el capítulo siete, poco después de la confrontación entre Tom y Gatsby. Habla de ellos manteniendo una “vigilia alerta”, que suena como una elección religiosa de palabras, al menos en su connotación. Pero lo más cumbre es en el capítulo ocho, donde George pone a Myrtle en la ventana (desde donde sabemos que se ve el anuncio) y le dice que no puede engañar a Dios. Entonces Wilson hace la misma conexión que nosotros; los ojos de T.J. Eckleburg siempre están mirando, al igual que los ojos de Dios.
Ahora tienes dos opciones. La primera es que, a pesar de la ausencia de la religión en los personajes de la historia, Dios sigue estando allí. Él lo ve todo, siempre está presente, y está, como dice Nick, frunciendo el ceño. Las cosas no van bien en el valle de las cenizas estadounidense. La otra opción es que Dios ha sido reemplazado por el capitalismo. En vez de una representación verdaderamente religiosa, la mejor que puede hacer este mundo es representar a Dios en un anuncio, en la publicidad.