George Wilson
Pobre George. A él sí que le tocó la china en esta historia. Y teniendo en cuenta que es uno de los poquísimos personajes que no está lleno de defectos, ni siquiera se lo merece. Por lo que vemos, Wilson es muy trabajador y no engaña a su esposa. Tiene un matrimonio con una mujer que no lo ama ni lo respeta, que lo pasa por encima como si no existiera. Y mientras tanto, hace todo lo que ella le dice: "Oh, claro—accedió Wilson enseguida" (2.15). Y sospechamos que no es la primera vez que le obedece.
Tras la muerte de Myrtle, Wilson pierde totalmente la cabeza. Grita "¡oh, Dios mío!" una y otra vez, pero ¿será porque su mujer acaba de morir? ¿Porque acaba de enterarse de que lo engañaba? ¿O porque se siente culpable de haberla hecho salir corriendo a la calle?
Otra detalle de Wilson que cabe destacar es que es el único personaje que habla de Dios. Le dice a Myrtle que "a Él" no lo puede engañar, que "Dios lo ve todo" (8.105). Su comentario nos recuerda que, a diferencia de las clases ricas y descuidadas, las clases más bajas no pueden "[refugiarse] en dinero" para olvidarse de todo (9.136). Wilson y los de su clase tienen que hacerse cargo de sus actos y no pueden hacer viajecitos a París para mitigar las cosas.
No resulta sorprendente que Wilson no quiera vivir con semejante mochila.